domingo, 17 de noviembre de 2013

Los Tulipanes de las Hadas







Érase una vez una anciana buena que vivía en una casita. Tenía en su jardín un manto de hermosos tulipanes rayados.

Una noche se despertó por el sonido dulce de un canto y las risas de bebés. Miró por la ventana. El sonido parecía venir del manto de tulipanes, pero no pudo ver nada.

A la mañana siguiente, caminó entre sus flores, pero no había señales de que alguien hubiese estado allí la noche anterior.

La noche siguiente se despertó de nuevo por el dulce canto y la risa de bebés. Se levantó y camino suavemente por su jardín. La luna brillaba con fuerza sobre el manto de tulipanes, y las flores se balanceaban adelante y atrás. La anciana miró de cerca y vio que de pie, junto a cada tulipán, una Hadita mamá cantaba y mecía la flor como una cuna, mientras que en cada taza del tulipán había un hadita bebé riendo y jugando.

La anciana buena volvió tranquilamente a su casa, y desde entonces nunca cortó un tulipán, ni permitió a sus vecinos que tocasen las flores.

Los tulipanes crecieron cada día más brillantes en color y más grandes en tamaño, y desprendían un perfume tan delicioso como el de las rosas. Comenzaron también a florecer durante todo el año. Y todas las noches las Haditas mamá acariciaban y acunaban a sus bebés en las copas de las flores para ayudarles a dormir.

Llegó el día en que la buena anciana murió, y el manto de tulipanes fue destruido por la gente que no sabía nada de las Hadas, y plantaron perejil en vez de las flores. Pero el perejil marchitó, al igual que todas las otras plantas en el jardín, y desde ese momento nada crecía allí.

Pero la tumba de la buena anciana creció hermosa, pues las Hadas cantaban sobre ella y la mantenían verde, mientras que en la tumba y a su alrededor nacieron tulipanes, narcisos y violetas y otras flores hermosas de primavera.



Traducido del inglés al español por la Dra. María Clark para “Sanación con los Ángeles, las Hadas y los Elementales”, página mágica en Facebook.